viernes, 9 de abril de 2010

EL BACALAO Y LA FORTUNA DE LOS GURTUBAY

José María Gurtubay era hijo de un modesto menestral de Dima, (Arratia, Vizcaya), que se fue a Bilbao para ejercer la profesión de los pellejos y las corambres.
Como no le iba nada bien, cambió el negocio y empezó a dedicarse a la importación del Bacalao, procedentes de Noruega, Escocia o Irlanda.

En 1824 se establece el Monopolio Estatal del Bacalao. El señor Guturbay pensó que el negocio podría ser fructífero, siempre que se importaran pequeñas cantidades que pasaran inadvertidas ante los consumeros e inspectores de Hacienda.

A finales de 1835, puso un telegrama a sus proveedores habituales, solicitándoles 100 ó 120 bacalaos. Lo malo para éste es que las cantidades se escribieron en números, y tomando la letra ó por un 0, quedaron "1000120". Con lo cual, Guturbay recibió un millón de piezas de bacalaos. Cuando llegó a Bilbao, estuvo a punto de suicidarse. Aceptó el envío con responsabilidad y resignación y cuando más desesperado estaba, realizando gestiones para vender el bacalao en parte en Galicia y Asturias, el ejército de Carlos María Isidro vetó la ciudad. Aquel cargamento fue el que permitió alimentar a la población de Bilbao en el sitio de la primera Guerra Carlista, y a hacer poseedor a Guturbay de la mayor fortuna de Bilbao, añadiendo su participación en la construcción del ferrocarril Bilbao-Tudela, fundación del Banco de Bilbao.
Para colmo, emparentó a los suyos con los Duques de Hijar y Aliaga, Alba, Andria y los marqueses de San Vicente del Barco, Yurreta y Gamboa.

Así es como nació una de las fortunas más grandes de Bilbao.

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